10 (otras) comedias televisivas que probablemente no estás viendo

Si algo funciona, no lo toques. Y si puedes repetir el éxito, asegúralo. Dada la buena respuesta que recibimos de aquel post que publicamos hace ya algún tiempo, vamos a por un bonus, que algo ha llovido ya. En aquella ocasión se trataba de echar un vistazo a un puñado de comedias televisivas que igual estaban volando por debajo del radar generalizado. Y que nos resultaba una lástima que así fuera. Ahora toca un poco hacer lo mismo y tomar otro puñado de productos, muy hot o no tanto, que nos brindan nuestra ración de risa semanal.

Hay vida más allá de The Big Bang Theory, maldita sea. Y también de las muy brillantes, y muy reconocidas, Louie, Veep, Silicon Valley o Master of None. ¿No estaba claro desde el titular? He aquí 10 comedias televisivas que deberías empezar a ver, si es que no lo estás haciendo ya.

 

Angie Tribeca (TBS)

Resulta un poco chocante regresar en pleno 2016 al humor ZAZ (ya se sabe, Zucker, Abrahams & Zucker, los de Aterriza como puedas y demás). Pero eso es sólo al principio. Una vez uno se ha metido en la senda de la feliz soplapollez y la absurdidad cómica más descacharrada ya va a tener pocas posibilidades de escapar. Como una especie de revisión de Police Squad, Angie Tribeca se mea en todos los tópicos de las series de polis para construir un discurso desternillate y loquísimo, deliciosamente monguer. Una apabullante sucesión de gags idiotas terminan conformando una enorme catedral cómica basada en el porrazo, el absurdo, el equívoco y el doble sentido. Y sí, tener una ocurrencia mema es fácil pero a ver qué guionista aguanta semejante ritmazo de hilaridad. Culto.

 

Children’s Hospital (Adult Swim)

En la línea de otras pequeñeces enormes de Adult Swim Children’s Hospital se presentaba hace ya más de un lustro como una parodia jocosa de Anatomía de Grey, pero pronto empezaba a retorcer su propia retórica hasta límites alucinantes. Este trip cuasilisérgico entorno a las aventuras de un grupo de doctores de un hospital se ha convertido en uno de los productos más chiflados del momento, por lo menos en lo que se refiere a metanarrativa: constantemente se da la vuelta a si misma, se retuerce una vez más, se convierte en el chiste de un chiste dentro de otro chiste mayor. Y todo ello con la complicidad de un puñado de cómicos entregados (de Ken Marino a Lake Bell, hasta Peele de Key & Peele pasó por ahí). Lo de estos tipos no es imaginación, es algo más.

 

 

Idiotsitter (Comedy Central)

Acaba de empezar pero ya apunta alto. Charlotte Newhouse y Jillian Bell (la secretaria rubia de Workaholics) hacen pareja cómica en una suerte de, bueno, de Workaholics con chicas. O de Supersalidos con mujeres. Una pobre tipa es contratada para cuidar de una pija malcriada que ha sido condenada a arresto domiciliario. Todo se va a la mierda. Suponemos que siempre. Porque a día de hoy sólo hemos visto tres episodios, pero la cosa ha sido un festival de drojas, pedos y perros muertos con smoking de los que pueden hacer historia. Así que si a uno le gustan las comedias con clase, la sofisticación y el humor fino que mire para otro lado, porque estas han llegado para quedarse. O eso espero.

 

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Key & Peele (Comedy Central)

Lo hemos dicho en alguna ocasión: Key & Peele es la mejor comedia de sketches que hemos visto en años. Y ahora estamos hundidos, porque Comedy Central echaba el cierre tras su quinta temporada y con ello hacía del mundo un lugar más mierdoso en el que habitar. Seguiremos teniéndoles por ahí dando vueltas, haciendo otras cosas y alegrando a priori anodinos papeles secundarios en sitcoms de éxito. Pero la brutalidad del timing cómico de ellos, Keegan-Michael Key y Jordan Peele como pareja se esfuma. Por lo menos a la cabeza de un puñado de sketches hilarantes, poblados de tópicos raciales, habitados por personajes que se merecen sus propios spinoffs, cimentados en situaciones que condensan la absurdidad surrealista del mundo real. En fin, es lo que hay, y jode, pero ahí quedan esas cinco temporadas-monumento.

 

un puñado de sketches hilarantes, poblados de tópicos raciales, habitados por personajes que se merecen sus propios spinoffs, cimentados en situaciones que condensan la absurdidad surrealista del mundo real.

 

Last Week Tonight (HBO)

Alguien se ganó un puesto en el cielo cuando llegó a HBO y decidió que debían incluir en su programación una especie de late show semanal conducido por el terrorista verborreico John Oliver. Desde detrás de su escritorio y durante media hora cada domingo el británico más cáustico al otro lado del Atlántico (sí, deja en pañales a Ricky Gervais) se dedica a desgranar las noticias recientes ocurridas en el panorama internacional y a poner en solfa un tema central, íntimamente relacionado con la sociedad del bienestar (ejem) estadounidense. Máquina imparable de virales, el programa de Oliver resulta en un despiadado paso de cuentas hacia todas las injusticias y los desbarajustes con los que la sociedad actual nos va premiando a nosotros, los pobres ciudadanos.

 

 

 

Teachers (TV Land)

Otra rookie, de Teachers también hemos visto muy poco, pero ha resultado ser lo suficiente como para terminar colgados de ella. El planteamiento es simple: ¿Qué sucede cuando un grupo de mujeres irresponsables son puestas al cargo de la educación de un grupo de niños pequeños en una escuela pública norteamericana? La respuesta es obvia, pero tronchante: las peores calamidades que se le pueden ocurrir a alguien que ha decidido que cuando le dé la gana puede cruzar la línea de respeto hacia la figura infantil. El resultado es ese: un puñado de neuróticas, locas, taradas dan pie a situaciones de un salvajismo cómico que poco recomendarían las autoridades sanitarias. Si es que la idea de por si ya nos pone.

 

¿Qué sucede cuando un grupo de mujeres irresponsables son puestas al cargo de la educación de un grupo de niños pequeños en una escuela pública norteamericana? La respuesta es obvia, pero tronchante: las peores calamidades

 

Togetherness (HBO)

Los Duplass parecen ya ubicuos. Con uno (Jay) actuando en Transparent y el otro (Mark) dando el do de pecho en esta Togetherness, siguen además produciendo productos de ficción casi como churros. En esta ocasión se centran en uno de esos clichés que funcionan siempre: las parejas que se adentran en la treintena, ya encaminados hacia la cuarentena, y empiezan a sufrir en sus carnes las diversas crisis de la mediana edad. Poco original, sí, pero muy elegante y casi sensible (qué coño, también patético) en una de esas series que tanto se adscriben a los códigos del cine indie norteamericano pero que tan bien lo hacen. Togetherness es sincera, lúcida y entrañable. Me vale.

 

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Unbreakable Kimmy Schmidt (Netflix)

Siempre pensé que Erin, en The Office, merecía de algún modo u otro contarnos su historia personal más a fondo. Bien, pues ahora su desorden emotivocompulsivo ha encontrado una posible respuesta en Unbreakable Kimmy Schmidt. La nueva serie de Tina Fey que esta vez sí da el protagonismo merecido a la muy adorable/asesinable Ellie Kemper. Esto cuenta la historia de un puñado de chicas jóvenes que, engañadas por un falso gurú, fueron encerradas en un bunker antinuclear. Y que ahora, años después salen al mundo real. ¿Y qué se encuentran? Un mundo casi tan bizarro como ellas regido por las reglas de la comedia de oro de Fey, que parecía tener muy claro que la echábamos de menos desde la desaparición de la llorada 30 Rock. Y sí, Kimmy Schimdt empieza un poco tímida, pero a fuerza de binge-watchearla uno le coge cariño y zas, termina siendo tan grande como la vida.

 

W/ Bob and David (Netflix)

Vale, no han vuelto rindiendo todo lo que hubiéramos esperado. Pero resultó un sueño hecho realidad enterarnos del retorno de los responsables de la skitcom más legendaria de los 90: Mr. Show. Bob Odenkirk y David Cross, ya talluditos, regresaron para regalarnos otra ración de su humor postirónico en cuatro píldoras que supieron a poco. Y la fórmula era un poco la de aquellos entonces: gags más o menos interconectados que destilaban una alta cantidad de absurdidad desconcertante. Personajes ensimismados, anodinos, bizarros o losers en medio de historias que parecían salidas del procesador de texto de un adicto al crack. De un adicto al crack que tuviera procesador de texto. Y bueno, parece que no han dejado mucha huella, pero por lo menos nos han hecho revivir una época que creíamos condenada ya al DVD.

 

 

You’re the Worst (FXX)

La mejor rom-com que existe ahora mismo en televisión es, al mismo tiempo, la más destroyer posible. No porque pulverice los límites del subgénero, sino porque logra darle nuevos aires introduciendo buenas dosis de frescura (su dupla protagonista contribuye a eso). Y, especialmente, por su visión agria y desencantada de las relaciones de pareja. Esta es la historia de Jimmy y Gretchen, dos tipos que empiezan follando porque por qué no y terminan enrollados un poco por el mismo motivo. Y hasta el final de la primera temporada todo bien. Pero es que ha llegado la segunda y boom. Los guionistas se han sacado de la manga un giro hacia lo oscuro, hacia un drama contenido, que lo único que ha logrado ha sido darle más capas de espesura, lucidez y emotividad a una serie que ya de por si era casi perfecta.

 

Y ya, hasta aquí llegamos. Por el momento. Oh, ¿es que habrá tercera entrega de estas sartas de recomendaciones, tarde o temprano? Quién sabe si las futuras Love, Time Travelling Bong o Flaked nos dan para más. O si decidimos incluir algunas otras que también nos ponen, como The Increasingly Poor Decisions of Todd Margaret o Tim and Eric’s Bedtime Stories. Quién sabe. De momento quedaos con esta decena, que por lo que respecta a nosotros con ellas ya tenemos la vida medio alegrada.